Seguramente, alguna vez en la vida ha escuchado la palabra tanatología, y lo primero que viene a la mente es muerte, un ataúd, tal vez flores en el panteón, o también puede ser que el término realmente no le diga nada, pero ¿qué es?, ¿para qué sirve?
Definamos qué es la tanatología: Según la Real Academia Española de la lengua (RAE), se trata de conjunto de conocimientos médicos relativos a la muerte, y si el término es utilizado en la medicina legal, se refiere al estudio de los efectos que produce la muerte en los cuerpos.
Sin embargo, se trata de conceptos muy exactos y que, para los tanatólogos clínicos y tanatólogos humanistas transaccionales, no explican todas las áreas de esta disciplina para el bienestar humano.
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Ya que existen otras definiciones que tienen que ver, no con la medicina ni con los efectos de la muerte en los no vivos, sino con la comprensión de la pérdida y el efecto de esta pérdida en los vivos, mejor conocido como duelo.
Por lo que la tanatología clínica no sólo interviene en el duelo de la muerte, pero juega un papel importante para entenderla.
Ya sea que un bebé no se pudo lograr en el vientre, la partida de algún abuelo, ser notificado de la enfermedad de un familiar, la muerte de una mascota muy querida, un divorcio doloroso, haber sido despedido de un trabajo o no alcanzar la calificación para ingresar a la universidad.
Si bien no podemos comprar el dolor o impacto que causa cada uno de estos ejemplos, lo que sí podemos ver en común es que algo ya no está, algo se perdió o sabemos que algo se irá.
En todos los casos queda un hueco o la sensación de vacío en la persona, dándole una nuevo sentimiento que experimentar, llamado duelo.
Sabemos que la vida sigue y hay quienes dicen “yo no tengo tiempo para esto”, “estoy bien, ya pasará”, “a lo que sigue”, entre muchas otras frases de negación, pero se sigue con una sensación en el interior que muchas veces no se sabe si es dolor, coraje, que algo falta o como si algo quedase flotando en el interior y no embone en su lugar.
¿Ha sentido algo similar? Así sea que no haya conseguido ese trabajo o que perdió el equipo de sus amores, ¿recuerda ese hueco que se formó? Pues posiblemente usted necesitó a un tanatólogo y no lo supo.
La psicóloga Lucía Bravo Robles, especialista en cuidados al final de la vida en el Centro Tanatológico “Una vida con sentido”, explicó que su trabajo es dar un acompañamiento integral a la persona que está viviendo un duelo o una pérdida, ya sea desde antes o después de que suceda.
Detalló que cada día nos enfrentamos a la posibilidad de estar pasando por una nueva experiencia de pérdida, pero el tema central a observar por parte de la disciplina es cómo cada ser humano maneja la situación, y cómo ayudarlo a sobrellevarlo hacia un fin positivo y dirigido en recuperar o darle un nuevo sentido a la vida.
Separarse de la pareja, reprobar un examen, olvidar una cita o perder una discusión, todos son momentos en los que hay un duelo que nuestra mente y cuerpo procesa como puede, por lo que lo que hace la tanatología clínica, apoyada de la psicología y la psiquiatría, es ayudar a que la persona pueda entender y procesar de una manera segura y sana todo lo que está sintiendo.
No se trata sólo de algo que ya no está, sino de cómo afrontar acerca de que una pieza del rompecabezas que era parte de la vida diaria, la rutina, de los sueños o metas por cumplir; para la mente puede ser sencillo de ver superficialmente, pero a nivel interior, hay otros procesos que son también importantes y que hay que atender.
La especialista detalló que las principales situaciones por lo que familias e individuos acuden al Centro Tanatológico es para buscar acompañamiento, siendo la primera causa la pérdida de un ser querido por muerte.
“Definitivamente la segunda pérdida que estamos viviendo actualmente son las separaciones, divorcios y la finalidad de las parejas, la tercera pérdida más común es por motivos de salud, hablando muy especialmente en enfermedades que causan la muerte de los bebés al momento de nacer, y el cuarto, pudiéramos decir, la identidad de género”, indicó.
Pero llegar a recibir terapia no es fácil, por lo que Lucía Bravo dijo que no es nada común que las personas lleguen por iniciativa propia, especialmente cuando se trata de un duelo importante, más bien es un familiar o un médico quien lo refiere o le recomienda buscar este tipo de atención.
Sanación del alma
Desde la perspectiva humanista, transaccional y transgeneracional, la muerte física es la transformación a la cuarta etapa de vida y la función de esta disciplina con quienes están pasando por un duelo es a través de una mirada profunda a todo el sistema familiar.
Eliza Cavazos, directora del Centro Tanatología y Terapias Alternativas de Sonora, explica que la tanatología humanista es la búsqueda de la cura del alma, a fin de recolocarse, reaprender, y reconocerse, además de integrarse para poder avanzar y como última parte paso o fase: la aceptación.
“Desde el área de nosotros trabajamos terapias complementarias, y apoyamos desde la parte fisiológica la sintomatología para que también tengan un soporte desde homeopatía, la terapia floral, el biomagnetismo, acupuntura, sesiones bioenergéticas”, detalló.
Se busca, dijo, cambiar el paradigma de lo que es un duelo y su proceso de acompañamiento, “sobre todo en una región como Sonora, es aún más difícil”, donde no se acepta ni se reconoce que se necesita ayuda.
Por último, señaló que la importancia de la tanatología, cualquiera que sea su filosofía, impulsa aprender el dejar de perderse para vivir con una mejor calidad de vida.
Reconocer el duelo y sanarlo
1.- Los duelos no son comparables ni compatibles, cada duelo es único
2.- Escuchar al corazón
3.- No tener miedo de asistir a terapia
4.- Tocar el duelo propio no va a hacer que duela más
5.- Escribir o platicar sobre las emociones
6.- Nutrirse e hidratarse bien.
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Ayudar a una persona con duelo
1.- Evitar, a toda costa, usar frases como “Ya va a pasar”, porque no sabemos cómo la persona está vivenciando su pérdida.
2.- No alentarlo a terminar de forma rápida lo que siente, o decirle que evite hablar del tema, pues realmente lo que necesitan es hablar.
3.- No decirle que entiendes lo que está pasando; cada duelo es único y no podemos comparar nuestro dolor con el de nadie.
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