Para nadie es un secreto que la venta de pan se incrementa cuando bajan las temperaturas en la Ciudad del Sol.
Las mejores fechas para los hombres de blanco son Navidad y Año Nuevo, cuando la producción se dispara a varios miles de piezas en dos o tres días.
Un ejemplo de esto es la panadería Gran Amanecer, de la colonia Casa Bonita, que para cubrir sólo la demanda navideña fabricará este año más de 16 mil piezas entre pan birote y medias noches, que son los panes más solicitados para esa fecha.
Con jornadas de más de 24 horas, un equipo de expertos panaderos tendrá que sacar adelante la producción, comenzando desde el día 22 para concluir al mediodía del 24, antes de retirarse a festejar la Navidad en sus casas.
Betty Coronado, dependiente de la panadería ubicada sobre el bulevar Agustín del Campo, comenta que la temporada decembrina es la mejor del año, y para poder hacer frente a la demanda de los días críticos, sumarán a los panaderos de la sucursal del bulevar Gaspar Luken.
El Gran Amanecer es una panadería moderna, con horno a gas, relativamente pequeña, pero muy bien ubicada en una calle con mucha afluencia, rodeada por colonias residenciales de clase media y muy cerca de una zona industrial, por ello los productos que más demanda tienen son los panes blancos: birotes, pan para hotdog y teleras para las tortas, que se surten principalmente por pedido. También hay repostería y se hacen pasteles, también bajo encargo.
Jornada extensa
Para Navidad, los boyeros comienzan la jornada por la noche del día 22, trabajan todo el 23 y se siguen de frente hasta el medio día de la Víspera de Navidad; luego por la tarde se procede a dar el servicio de horneado de cenas navideñas, bajo encargo.
“Manejamos el servicio de horneado, pierna, pavo y cualquier platillo que los clientes quieran preparar, el mero 24 se recibe el producto y nosotros les hablamos cuando está listo”, comentó la encargada del negocio.
Indicó que los clientes deben apartar su lugar, ya sea con un adelanto o pagando la tarifa completa del servicio, que es de 300 pesos, pues el horno tiene espacio sólo para 25 a 27 charolas para hornear.
La dependienta recomendó a una clienta que hizo su apartado, traer su cena en bandeja de peltre, pues cuando los ingredientes para hornear son muy pesados y se entregan en charola de aluminio, se corre el riesgo de que el recipiente no soporte la manipulación en el horno.
La buena racha para las panaderías de Hermosillo en invierno se prolonga durante los primeros días del año, con la fabricación y venta de las tradicionales roscas de reyes.
José Ramón López Barajas, panadero “de barrio” (así se denominó a sí mismo, por oposición al que ha estudiado gastronomía) nos comenta que por temporada hacen entre 150 y 200 roscas para atender a los clientes.
López Barajas dice que aprendió el oficio en una panadería donde comenzó haciendo la limpieza, primero del local y luego de las charolas donde se hornea el pan, ya después le enseñaron a preparar la masa, fabricar el pan para hotdogs y el pan birote, y hasta el final aprendió a hacer pan de dulce, ahora también hace repostería.
El ambiente cálido y el olor a pan recién horneado son una fórmula que pocos pueden resistir cuando entran a una panadería, aquí o en cualquier parte del mundo, aún menos si afuera hace frío.
Lea el artículo completo aquí.