En Palacio Nacional se prendieron las alertas ante lo que se percibe como una nueva jugada de Ricardo Monreal Ávila para darle una lección a López Obrador, esta vez con la colocación como presidente del Tribunal Federal de Justicia Administrativa de un personaje vinculado con la oposición y con los llamados gobiernos neoliberales. La apuesta del zacatecano es imponer en esa codiciada posición al magistrado Guillermo Valls Esponda, quien mantiene relación, y al parecer sociedad, con el exconsejero jurídico de la presidencia, Humberto Castillejos, y con el polémico ex senador panista Roberto Gil.
Se comenta en los pasillos de Palacio que, si bien no es la primera vez que Monreal Ávila juega para el bando contrario, en esta ocasión lo mueve también la necesidad, pues resulta que en el TFJA se dirimen muchos juicios relacionados con irregularidades fiscales de las empresas con las que presuntamente está vinculada su hija, Elda Catalina Monreal. La promesa que Monreal tiene del magistrado Valls es que, de llegar a tomar las riendas de este prioritario órgano, las resoluciones sobre los negocios de la familia serán completamente favorables, además de que podrá también ofrecer los apoyos de este tribunal a sus cercanos, con esquemas similares a los que ya ha denunciado la campechana Layda Sansores.
Apenas hace unos días, el círculo cercano al Presidente cayó en la cuenta de que el responsable de congelar en el Senado la iniciativa de reformas a la Ley Orgánica del Tribunal no fue otro más que el presidente de la Jucopo, y el motivo por el que evitó que prosperara la minuta aprobada por Morena en la Cámara de Diputados fue más bien de conveniencia y personal, política. El problema para Monreal Ávila es que con este proyecto de blindaje se ha ganado con creces la animadversión de la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, la misma que había dado seguimiento a las supuestas irregularidades fiscales y financieras de su hija Catalina.
Además, el perfil que empuja en el Tribunal no es precisamente el de mayor peso entre sus compañeros, mucho menos cuando carga en sus espaldas una denuncia por presuntos delitos fiscales y por posibles actos de corrupción. Guillermo Valls Esponda fue uno de los magistrados denunciados por irregularidades durante los primeros años del sexenio. En específico, fue el 26 de julio de 2021 cuando se presentó una querella contra el personaje por defraudación fiscal pues, tan sólo en el ejercicio de 2019, omitió el pago de casi dos millones de pesos de ISR.
De acuerdo con información a la que tuvo acceso este reportero, Valls logró cerrar de inicio su investigación, con el apoyo precisamente de personajes como Monreal. Argumentó que en ese año su madre le había realizado un donativo por más de seis millones de pesos, por lo que era una cantidad no gravable. Pero la indagatoria sigue sobre las finanzas del magistrado y, sobre todo, sobre sus colaboradores, quienes habrían sido la vía para legitimar recursos sospechosamente de procedencia ilícita.
Sin duda, es una apuesta difícil la de Monreal pues, como ya se está haciendo costumbre, confronta también los deseos del propio Presidente de la República, quien quería tomar el control del Tribunal y de último minuto se quedó con las ganas. Aunque también sigue enseñándole a los de Palacio que algo sabe de las mañas de la política mexicana y que conoce muy bien al que ya no lo invita a desayunar.
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