Soy abogado, estudié Derecho y obtuve mi título profesional con tesis que defendí ante tribunal.
Desde que estamos en la carrera tenemos como modelos de excelencia a un selecto grupo de abogados, esos que resuelven los conflictos, las controversias y difícilmente se equivocan, por eso son la última instancia, por eso son los más sabios, los que mayor prestigio tienen, por eso solo algunos elegidos pueden llegar a ser ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Hoy, todo eso ha caído, hoy todo eso se rompe, el mito de los super sabios, de los super éticos, de los súper inteligentes, ha caído por tierra.
Son los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tan humanos, tan proclives al error, tan simples como cualquier otro.
Así ha quedado claro, cuando una persona que ha robado y engañado es ministra en la Suprema Corte y además aspira a presidir este supuestamente magnífico y maravilloso órgano.
Una persona, en la cual va a recaer todo el peso de nuestro orden constitucional, no puede estar bajo sospecha, más cuando esta sospecha ya no lo es tanto. La Universidad Nacional Autónoma de México, ha señalado de múltiples coincidencias en la tesis de la Ministra con otra.
Todo indica que la ministra copió, mintió y engañó, teniendo eso como base de su carrera profesional, me parece que lo que ha construido a lo largo de los años se tambalea. Si los cimientos son así de frágiles, así de engañosos, lo que se ha construido sobre ellos carece de sustento.
Ante tan clara evidencia, no es posible sostenerse, debería tenerse un poco, por lo menos un poco de ética profesional y renunciar a la Corte. Seamos claros ¿con qué cara puede pedir que le tengamos confianza?, ¿con qué autoridad que a realizar su trabajo?
Recuerdo otro caso, el de Saltiel Alatriste, quien tuvo que renunciar a la UNAM, una vez que fue denunciado por plagio, el capitán Alatriste ha intentado reinventarse, han pasado años y poco a poco toma de nuevo su lugar, reconstruir su imagen no ha sido fácil y nunca lo será.
La vida de la ministra, su prestigio, su reconocimiento, nunca volverá a ser el mismo.
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