Ciudad de México /
“¡Dinero llama dinero!, hágale caso al llamado de su amigo el billetero”; “¡sin billete no hay billete!”; “¡aquí está el premio mayor!”. Estas son algunas de las expresiones que usan las y los vendedores de billetes de la Lotería Nacional a lo largo y ancho de la República mexicana, con la finalidad de generar recursos para obras sociales en el país.
Las voces, historias y anécdotas de vida de quienes todos los días, con lluvia, frío o bajo los intensos rayos del sol salen a vender la serie o el cachito ganador, por primera vez se recogen en un libro que recopila la historia oral de estos personajes fundamentales para la Lotería Nacional, ya que sin su labor, dicha institución no existiría, de acuerdo con Margarita González Saravia, directora general de Lotería Nacional.
“Cuando llegamos aquí, lo primero que aprendimos es que es una institución de mucha tradición, y la tradición se sostiene en las vidas de las y los vendedores de billetes; muchos de ellos ostentan este oficio de generación en generación, y esta gran familia es la que ha hecho posible que exista la Lotería Nacional”.
De ahí que González Saravia promueva el libro Crónica de billeteras y billeteros de la Lotería Nacional, en el que aparecen 64 testimonios de vendedores de todo el país, dos por cada estado de la República, con entrevistas del cronista Javier Jaramillo.
El libro de 557 páginas, que muestra fotografías, ilustraciones y reproducciones de billetes, es un homenaje a todos los vendedores. “Le hacemos este reconocimiento porque ellos le han obsequiado mucho a México, debido a que gracias al trabajo que todos realizan es como el recurso puede llegar a los programas sociales”.
La directora de la Lotería Nacional, en entrevista con MILENIO, dice que leyó todas las historias que compila el libro, en el que “hay unas anécdotas divertidas, conmovedoras y algunas muy tristes”.
Los testimonios
La señora María Gema Vázquez Reyes, asegura que el secreto para ganar “es jugar con ilusión, no como obsesión, y sucede. Sueñe con un número y eso sucede”. Afirma que los ganadores de la lotería “aquí en Aguascalientes, son gente muy bonita; regresan a darle a uno su propina y comparten la emoción de seguir jugando”.
Mientras que para Lucía Vega Macías, de Santiago Ixcuintla, Nayarit, se resume en la frase “también hay días malos en la buena fortuna”. Ella se integró al padrón de la Lotería Nacional desde 1974, por lo que asegura ha vivido de todo, desde la satisfacción de brindar alegría a sus clientes con premios, hasta ser involucrada legalmente, junto con su hermano, y pasar tiempos difíciles en la cárcel.
En casi 40 años ha entregado gran número de premios y seguido las reglas impuestas de pagar lo que vende y lo que por cuestiones de tiempo o errores no alcanza a devolver.
Relata que hace años un empleado del Ayuntamiento llegó al expendio y vio el billetaje, pidiéndole a doña Lucía que se lo apartara. Ella le manifestó que tenía que volver a una hora determinada porque, de lo contrario, ella lo pagaría, pero no llegó a la hora convenida.
Como el boleto salió premiado, el funcionario al otro día fue a reclamar y como no le guardó el billete, en represalia, el hermano de Lucía fue encarcelado durante cuatro años, tiempo en el que ella defendió el caso. Tras quedar exonerado, a los seis meses ella fue llevada a prisión, hasta que con apoyo de un abogado fue liberada.
Y, además…
Protagonistas de ilusión y esperanza“Lo que estamos haciendo es un homenaje a todos, creo que lo más importante que tienen en su vida profesional son sus historias de cómo han llevado a cabo este trabajo de convencer a los mexicanos, de que prueben la suerte, ya que son verdaderos vendedores de ilusiones y de esperanza”, destaca la directora de Lotería Nacional.
DAG
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