Ciudad del Vaticano. El papa Francisco instó el domingo a “acallar las armas” en Ucrania, país golpeado por una “guerra insensata”, durante su tradicional mensaje de Navidad en la plaza de San Pedro, en Roma, en el que volvió a mencionar la “Tercera Guerra Mundial”.
“Que nuestra mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranios, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por diez meses de guerra”, declaró el papa argentino ante miles de fieles congregados en la famosa plaza del Vaticano, algunos con banderas ucranias.
“Que el Señor nos disponga a realizar gestos concretos de solidaridad para ayudar a quienes están sufriendo, e ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin inmediatamente a esta guerra insensata”, señaló.
“Lamentablemente, se prefiere escuchar otras razones, dictadas por las lógicas del mundo”, apostilló el sumo pontífice, constatando “con dolor que […] crudos vientos de guerra continúan soplando sobre la humanidad”.
Antes de pronunciar la bendición del “Urbi et Orbi”, el papa pasó revista a los conflictos que sacuden el mundo, algo que suele hacer, citando diez países afectados por la violencia o las tensiones, que describió como “escenarios de esta Tercera Guerra Mundial”.
Entre ellos, Afganistán, el conflicto israelo-palestino, Yemen, Siria, Birmania, Líbano, azotado por una grave crisis económica y social, y Haití, donde más de 1.400 personas murieron violentamente este año, según la ONU.
Por primera vez, el papa citó Irán, afectado por una ola de protestas sin precedentes desde la Revolución Islámica de 1979, que han derivado en más de 14.000 detenciones desde mediados de septiembre, según la ONU, y 469 manifestantes muertos, según la oenegé Iran Human Rights, radicada en Oslo.
El papa Francisco también llamó a no usar la comida “como arma”, en alusión a los conflictos que asolan sobre todo el cuerno de África.
“Toda guerra –lo sabemos– provoca hambre y usa la comida misma como arma, impidiendo su distribución a los pueblos que ya están sufriendo. En este día, aprendiendo del Príncipe de la paz, comprometámonos todos –en primer lugar, los que tienen responsabilidades políticas–, para que la comida no sea más que un instrumento de paz”, sostuvo.
Información de La Jornada
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