Los dispositivos de vapeo, también conocidos como vapeadores, son instrumentos electrónicos utilizados para inhalar aerosoles de nicotina. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), estos dispositivos se clasifican como productos de tabaco y funcionan con un líquido denominado “e-líquido”.
Cuando se enciende el vapeador, el e-líquido se calienta, produciendo un aerosol que el usuario inhala. Además de la nicotina, estos dispositivos pueden contener sabores artificiales y otras sustancias como propilenglicol y glicerina vegetal.
Aunque el aerosol de los vapeadores suele tener niveles más bajos de sustancias nocivas que el humo del cigarrillo, su uso conlleva riesgos para la salud, según la FDA. La eficacia de los vapeadores como herramienta para dejar de fumar no ha sido demostrada, según diversos estudios.
Aunque algunos países como el Reino Unido consideran que pueden ayudar a reducir la exposición a toxinas del humo del tabaco, también advierten sobre sus riesgos y desaconsejan su consumo en jóvenes y no fumadores.
Los vapeadores contienen una batería, un cabezal o atomizador y un cartucho o depósito para el e-líquido. Existen varios tipos de vapeadores, incluyendo los desechables, los de tipo Pen y los sistemas de Pods.
Aunque se promocionan como una alternativa menos dañina que el tabaco, los vapeadores pueden contener sustancias nocivas para la salud y su consumo conlleva riesgos. Es importante tener en cuenta las advertencias de las autoridades de salud y evitar el consumo de vapeadores que contengan THC, especialmente aquellos adquiridos de manera informal.




