Todas las emisiones de bonos de deuda de Pemex y de la CFE, desde que se hacían en liras italianas o yenes japoneses, han sido deuda de las paraestatales, ahora empresas productivas del Estado, y las corredurías siempre las han considerado así con una pequeña nota al calce que reza más o menos así, consideramos que en caso de que haya algún problema con los pagos dada la profunda interrelación que hay de la empresa con el Estado mexicano, éste respondería como aval.
Así ha sido desde los 90 y en más de una ocasión se ha pensado en que sea el Estado quien tome la deuda de Pemex o de CFE y la refinancie a un costo más bajo, por supuesto, era un momento diferente, cuando México no generaba tanta desconfianza en el mercado.
Hoy el Gobierno de la 4T descubre el agua tibia y ofrece algo que ya existe para Pemex y CFE: el respaldo del Estado a sus deudas.
No es exacta la cita, hay que decirlo, pero es un párrafo que está disponible en todos los análisis que se hacen sobre la deuda de alguna de las dos empresas con control estatal.
¿Por qué el Presidente lo ofrece con vehemencia como ofrenda a los inversionistas de Estados Unidos y, tal vez, de Canadá? Básicamente porque no hay dinero para construir nada con recursos propios, en ese sentido, cosas como el Proyecto Sonora de generación solar requieren fondos internacionales y lo que pretendía el Presidente es que fuera dinero del gobierno estadounidense.
El avance en el Proyecto Sonora es mínimo, son papeles y una presentación en power point donde lo más importante es que es parte de un paquete completo que todavía el 1 de noviembre pasado tenía un valor de 10 mil millones de dólares, según la Secretaría de Relaciones Exteriores.
El equipo de Marcelo Ebrard hablaba, en ese entonces, de inversión pública y tal vez de un componente privado. Hoy esa discusión está terminada, si se hace será inversión privada y sólo el tema de generación podría quedar en manos de la CFE, por eso la intervención presidencial.
Es claro que Estados Unidos le puso un alto al presidente López Obrador, de allá salió la idea de que el Proyecto Sonora sea principalmente privado y no inversión estatal.
Ojo, se está pensando en energía solar para atender un tema del futuro, según las proyecciones de la SRE, la electromovilidad. Desde la perspectiva del equipo de Marcelo Ebrard la apuesta es sumar a México a la cadena de valor del sector automotriz de Estados Unidos como proveedores de energía eólica, geotérmica y hasta hidroeléctrica.
En fin. Otro tema que el Presidente descubre, y que es herencia de los neoliberales, es que puede conseguir tasas de interés bajas siempre y cuando consiga el respaldo, no la propiedad, del Estado en proyectos de energía. De nuevo, el agua tibia de la 4T.
Dice orgulloso que aceptan los créditos provenientes de EU, curioso, no dicen que es al revés, los tuvieron que pedir porque no hay manera de financiar los proyectos con recursos 100% públicos; que sean para CFE es lo más normal, se ha hecho todo el tiempo. Las emisiones de deuda de la empresa son parte de su cultura corporativa, que existía antes de la 4T, lo mismo en Pemex y siempre estuvo a su lado la SHCP y la banca internacional.
Hoy las prácticas del Gobierno dan mala espina a los inversionistas institucionales, pero este tímido regreso a los mercados puede ser un poco de oxígeno, poco, eso queda claro.
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