“No hay antes ni después,
No hay relojes ni plazos solo hoy,
Vivir así sin titubear
Cada instante un encanto especial,
Las huellas del tiempo en la piel
Tejiendo historias que nos hacen crecer”. (Volver a creer, interpretada por José José)
Abrazado a ti, en silencio y consciente de mi respiración, decido pintar de verde y café mi vida. Esos colores que visten todo tu cuerpo, me embelesan y colman de paz, calma y tranquilidad que nutren mi existir aquí y ahora. Desnudo mis pies y camino alrededor tuyo; con paso suave y firme entrego mis sentidos a la experiencia, para gozar plenamente esos momentos.
Me asombra lo que despiertas en mí a cada instante, el estrés y la ansiedad van desapareciendo con suavidad, y siento tu respirar pausadamente junto a mí. Deslizo las manos para abrazarte, tocarte con calidez, ternura, y me detengo para gozar el instante. Necesito de ti para relajar cuerpo y mente, y viajar así a mi mundo interior, que me invita al contacto para energizar mi ser, y cumplir con la misión encomendada.
He cometido algunos errores cuyo costo ha sido alto, no obstante, decidí comenzar de nuevo. Para ello necesito estar cerca de ti observándote, acariciándote y agradeciendo el cobijo que me ofreces cada vez que lo requiero. En ocasiones siento la caricia de tus brazos, el perfume de tu ser; es un encanto, una delicia, y agradezco tu entrega que celebra mi vida cerca de la tuya.
Recorro, palmo a palmo, ese cuerpo firme, terso y oloroso. Disfruto estar cerca de ti por la mañana al despertar, y al momento del crepúsculo. Es mágico el encuentro entre nosotros; es un bálsamo envolvente que purifica mi ser, aquí y ahora. Es mágico porque entregas lo mejor de ti, y así puedo concentrarme en mis sensaciones, emociones, sentimientos y pensamientos.
Los beneficios de ese encuentro son extraordinarios; las vibraciones promueven mi bienestar físico, psicológico y espiritual. Imagino la caricia del aire fresco, la liberación de pensamientos negativos, y disfruto la relajación, creatividad y felicidad.
Recuerdo la letra y música de la canción Volver a creer, interpretada por José José, en compañía de Yanni y su orquesta. La escuché un par de ocasiones, agradecí el esfuerzo y entrega del cantante en su última interpretación. Es y será un regalo para mí; podemos compartir lo recibido por el Universo, hasta el momento final de nuestra existencia.
Por ello, ahora comparto contigo esta experiencia de contacto. Una vez más recorro los espacios, lugares y convivo con las personas significativas en mi vida. Nutrir la relación con otros es tarea continua para enfrentar las múltiples experiencias por vivir, alimentar la empatía, resiliencia y el equilibrio emocional.
Preguntarás quién es esa persona nutricia para ti. Aquí me refiero al árbol del paraíso, conocido coloquialmente como piocha. Es una especie que se reproduce fácilmente, por lo que puede desplazar a otras plantas nativas; su sombra es abundante y luce flores bellas y aromáticas. Aporta beneficios al organismo humano, aunque también puede generarle estragos.
Disfrutaré de nuevo tu sombra, florecillas, el olor de tu piel y, sobre todo, el canto de las aves que anidan en tus brazos. Este es el árbol de la sombra y cuna de aves, que al crecer casi toca las nubes, y también se alimenta de la tierra y el agua. Es el árbol que invita a la calma, tranquilidad y al silencio.
Lo anterior permite reconocer la importancia de contar con relaciones interpersonales saludables, y las que no lo son contribuirán también a ofrecer lecciones por aprender.
Por un mundo de confianza y esperanza.
Buen fin de semana…
José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.
Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com
Lea el artículo completo aquí.