Minutos antes de que una pipa de gas explotara en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, Alicia Matías Teodoro compartió lo que, según usuarios en redes, se convertiría en su última foto con vida. La mujer, de 49 años, se tomó una selfie junto a su nieta Azuleth, de solo dos años, y la mandó a un chat familiar, sonriendo sin imaginar que apenas diez minutos después el fuego cambiaría su vida.
Alicia trabajaba como checadora de combis en la base de transporte público de Santa Martha Acatitla. Su nieta la acompañaba todos los días porque su hija, madre soltera, no tenía con quién dejarla. La explosión la sorprendió mientras cuidaba a Azuleth, y sin dudarlo se lanzó sobre la niña para protegerla de las llamas y la onda expansiva, un acto de valentía que fue captado por testigos.
Tras la explosión, un policía ayudó a trasladar a la menor en motocicleta hacia el hospital, mientras Alicia fue llevada al Hospital Magdalena de las Salinas con quemaduras en el 80% de su cuerpo, incluyendo daños internos y pulmonares. Durante horas circuló información errónea sobre su fallecimiento, que la Secretaría de Salud de la CDMX tuvo que corregir.
La noche del 12 de septiembre se confirmó que Alicia falleció por sus heridas. Su familia, que desde el primer momento clamó por atención médica y reconocimiento a su sacrificio, la despidió con dolor y orgullo. “La última foto que compartió nos la mandó con cariño, como siempre. No sabíamos que sería la última vez que la veríamos así, viva, con su niña”, relató su hermana, Sandra Barajas.
Azuleth permanece internada en el Centro Médico Nacional Siglo XXI con quemaduras en el 60% de su cuerpo. Su estado es delicado, pero estable. La historia de Alicia ha generado gran empatía en redes sociales, donde su valentía se reconoce como símbolo del amor incondicional de una abuela. Hoy, esa última foto no solo es recuerdo, sino prueba de que, incluso en los peores momentos, el amor puede ser más fuerte que el fuego.