El 1 de enero marca el inicio de un nuevo ciclo y, para muchas personas en México y otras partes del mundo, también es una oportunidad para realizar rituales y tradiciones cargados de simbolismo con la esperanza de atraer buena suerte, prosperidad, amor, viajes y energía positiva para el año que comienza.
Una de las costumbres más conocidas es comer 12 uvas justo al sonar las campanadas de medianoche. Esta tradición, con raíces europeas y adoptada ampliamente en países hispanohablantes, consiste en consumir una uva por cada mes del año como símbolo de deseos o intenciones positivas para los 12 meses que vienen.
En México también prevalecen otros rituales populares. Muchos eligen usar ropa interior de colores según lo que buscan atraer: amarillo para la prosperidad económica, rojo para el amor, blanco para la paz y claridad, o incluso verde para la esperanza y bienestar general. Colocar lentejas en la cartera o en un pequeño saco dentro del bolso es otra práctica extendida, que simboliza atraer abundancia durante todo el año.
Otra tradición curiosa consiste en salir de casa con una maleta justo después de la medianoche, lo que se interpreta como un gesto para invitar a los viajes y nuevas experiencias al año entrante. Estas prácticas simbólicas, aunque distintas en su forma, tienen en común el deseo de iniciar el 2026 con buenos presagios y energías renovadas.
Además, en México algunas personas optan por barrer la casa antes de la medianoche, con la creencia de que se eliminan las malas energías y se hace espacio para cosas buenas. En regiones donde se conserva la tradición de la quema del muñeco de fin de año, la efigie del año viejo es quemada para despedir lo negativo y dar la bienvenida a lo nuevo.
Las costumbres no se limitan a México. En otros países diversos rituales llaman la atención de quienes celebran el Año Nuevo: en algunas culturas se saltan siete olas en la playa para atraer buena fortuna, otras personas colocan monedas o dinero en sus zapatos o bolsillos como símbolo de riqueza, y aún hay quienes en algunas partes del mundo eligen romper platos o copas para dar salida a lo viejo y dar paso a lo positivo.
Aunque muchas de estas tradiciones no tienen base científica, su valor cultural radica en la fe, esperanza y sentido comunitario que generan, uniendo a familias y comunidades para despedir un ciclo y recibir el siguiente con optimismo y expectativa.




