El objeto interestelar 3I/ATLAS, el tercero detectado que visita la Vía Láctea, tendrá su mayor acercamiento a la Tierra el 19 de diciembre, cuando pasará a unos 268 millones de kilómetros. Aunque la distancia es grande, para la astronomía representa una oportunidad valiosa de observación.
Desde su detección por el Telescopio Espacial Hubble en julio, el objeto ha llamado la atención por presentar una característica poco común: una segunda cola que apunta hacia el Sol, conocida como “anticola”, algo distinto a lo que ocurre con los cometas habituales.
El astrónomo Avi Loeb explicó que esta anticola podría deberse a una mayor pérdida de masa del lado que mira al Sol, lo que provoca que fragmentos más grandes se desprendan y se acumulen en esa zona. Imágenes recientes, como una tomada el 13 de diciembre en Tailandia, confirman que esta estructura sigue siendo visible.
Loeb planteó incluso la posibilidad de que el objeto no sea un cometa, sino algo artificial; sin embargo, esta idea no es compartida por la mayoría de la comunidad científica. Otros astrónomos aseguran que el fenómeno puede explicarse por procesos normales de sublimación y expulsión de polvo.
Especialistas de la UCLA, la Agencia Espacial Europea y otras instituciones coinciden en que 3I/ATLAS es un cometa interestelar natural, cuyas colas se explican por partículas de polvo o hielo que reaccionan a la radiación solar, descartando evidencias de origen extraterrestre.




