Un pick up negro iba tan tranquilo por el bulevar García Morales y República de Cuba, hasta que la calle decidió tragárselo y lo mandó directo a un enorme socavón, porque aquí manejar ya incluye modalidad aventura extrema.
El vehículo quedó casi volteado, justo a un lado de una gasolinera, como si estuviera participando en una prueba de obstáculos urbana. Para rematar, la calle estaba inundada, así que el combo fue hoyo + agua + sorpresa.
Situaciones como esta ya no dan risa (bueno, un poquito), pero sí dejan claro que manejar en Hermosillo es jugarle a la suerte. Ojalá el Ayuntamiento se dé una vuelta por estas vialidades antes de que el próximo carro desaparezca por completo y tengamos que ponerle nombre al socavón.
Porque no es que falten ganas de circular tranquilos… lo que faltan son calles en buen estado.




