Un hombre de 38 años, identificado como Jiao Moumou pero conocido como “Sister Hong”, fingió ser una mujer durante al menos cuatro años para engañar a más de 250 hombres en China. Se hacía pasar por una mujer divorciada y vulnerable, no pedía dinero, pero sí comida, aparatos o regalos. Lo grave del caso es que grababa en secreto los encuentros sexuales y luego vendía los videos en internet, sin que los involucrados supieran.
Ahora está detenido y a la espera de juicio. Aunque todavía no se sabe si podría recibir la pena de muerte, el caso ha levantado muchas preguntas sobre cómo se castigan estos delitos en China, sobre todo por la falta de claridad en el proceso legal. Los cargos que podría enfrentar son por fraude, distribución ilegal de contenido, violación a la privacidad y venta de material sin consentimiento.
Este caso ha desatado una gran polémica en China y fuera de ella, no solo por la magnitud del engaño, sino también por la falta de protección ante delitos sexuales digitales y de identidad. La forma en que se resuelva este caso podría marcar un antes y un después en las leyes chinas sobre estos temas.