La escena tocó el corazón de todos los que estaban ahí: una señora mayor, sola, sin vida, sentada en una de las bancas de aluminio de la Central de Autobuses de Puebla (CAPU). Así fue como murió doña María de Jesús Mundo, de 80 años, después de pasar tres años esperando en ese lugar a que alguno de sus hijos regresara por ella, como le prometieron.
Conocida como doña María por quienes la veían a diario, se volvió parte del paisaje en la central. Muchas personas la conocían y le daban comida, ropa o alguna palabra de ánimo. Vivía gracias a la ayuda de los pasajeros que pasaban, con solo un sarape, un cartón y una maleta llena de pañales y refrescos que le regalaban.
La madrugada del jueves 24 de julio, su corazón dejó de latir. Murió sola, igual que como había vivido esos últimos años: sentada, mirando hacia la entrada, esperando. La encontraron con los ojos cerrados, como si solo estuviera dormida. La Policía Auxiliar acordonó el área y personal de la Fiscalía hizo el levantamiento del cuerpo. Según el reporte, falleció por causas naturales.
Doña María era de Tehuacán y llegó a CAPU en 2022. Decía tener tres hijos: Víctor Manuel, que supuestamente estaba en Estados Unidos, y Marina Guadalupe y Alma Rivas Mundo, quienes, según contaba, vivían en Cuautlancingo. Una de ellas le prometió volver por ella. Y ella lo creyó.
Aunque muchas personas compartieron su historia en redes y algunos medios la entrevistaron, nadie pudo hacer que sus hijos volvieran. Autoridades intentaron ayudarla, pero ella nunca quiso irse, por miedo a no estar cuando llegaran. Con su muerte, seguirá esperando, hasta que algún familiar regrese a preguntar por ella o reclame su cuerpo para poder darle sepultura.