Washington / Teherán / Jerusalén, 22 de junio de 2025 — La tensión en Medio Oriente alcanzó un nuevo punto crítico este sábado tras la confirmación de que Estados Unidos ha entrado formalmente en la guerra entre Israel e Irán, lanzando ataques aéreos y misiles sobre tres instalaciones nucleares clave en territorio iraní: Fordow, Natanz e Isfahán.
La operación, bautizada por el Pentágono como “Midnight Hammer”, fue ordenada directamente por el presidente Donald Trump, quien la calificó como “un éxito espectacular”. Las fuerzas estadounidenses utilizaron bombarderos B‑2 y misiles Tomahawk para alcanzar los blancos, con el argumento de prevenir una amenaza nuclear inminente.
Reacción inmediata de Irán
Horas después del ataque, el Parlamento iraní aprobó el cierre del estrecho de Ormuz, vía marítima clave para el comercio mundial de petróleo. Además, el gobierno iraní lanzó una respuesta militar directa contra objetivos israelíes, incluyendo una serie de misiles sobre zonas urbanas y bases militares en Tel Aviv y Haifa.
Las autoridades israelíes reportaron múltiples heridos y advirtieron que responderán “con fuerza y determinación”.
Alerta global y condenas internacionales
La comunidad internacional reaccionó con preocupación. La ONU convocó una sesión urgente del Consejo de Seguridad, mientras que el OIEA expresó alarma por los ataques a instalaciones nucleares activas, señalando el alto riesgo de una catástrofe ambiental.
Líderes de países como China, Alemania y Francia han condenado la intervención militar estadounidense y han hecho un llamado inmediato al diálogo y la contención.
Impactos económicos y militares
El cierre del estrecho de Ormuz provocó un alza inmediata en el precio del petróleo, superando los 120 dólares por barril. Las principales bolsas del mundo reaccionaron con fuertes caídas, y expertos advierten de una posible crisis energética global si el conflicto se prolonga.
Por otro lado, EE.UU. ha comenzado a movilizar más tropas hacia la región, mientras otros países refuerzan bases y alianzas militares ante el temor de un conflicto más amplio que pueda involucrar a otras potencias.
Una guerra con consecuencias globales
Lo que comenzó como un intercambio de amenazas y acciones puntuales entre Israel e Irán, se ha transformado ahora en un conflicto internacional con consecuencias políticas, militares y económicas profundas. Con Estados Unidos ya involucrado de forma directa, analistas advierten que el escenario podría escalar a una guerra regional de gran escala.