En un giro histórico, el Consejo de Seguridad Nacional de Irán ha anunciado la suspensión de la ley que imponía el uso obligatorio del hiyab para las mujeres en espacios públicos, una medida que había estado vigente durante décadas y que se convirtió en símbolo de la represión de las libertades individuales en el país.
La decisión fue confirmada por el presidente del Parlamento, Mohamed Bagher Ghalibaf, quien informó que la suspensión se dio tras una resolución oficial del máximo órgano de seguridad del país. La ley, recientemente endurecida por un Parlamento dominado por fuerzas conservadoras, imponía sanciones que incluían multas, inhabilitación para recibir servicios públicos y hasta penas de cárcel para las reincidentes.
La medida llega casi tres años después de la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda detenida por la llamada “policía de la moral” por presuntamente no llevar bien colocado el velo. Su fallecimiento, ocurrido en septiembre de 2022 mientras estaba bajo custodia, desató una ola de protestas dentro y fuera del país que marcaron un antes y un después en el debate sobre los derechos de las mujeres en Irán.
Desde entonces, miles de mujeres han desafiado abiertamente la normativa al caminar sin velo en lugares públicos, muchas veces grabando sus actos en redes sociales como forma de protesta. Las manifestaciones fueron duramente reprimidas, con saldo de centenares de muertos y detenidos, pero también consolidaron un movimiento de desobediencia civil sin precedentes en la historia reciente del país.
En solidaridad con las mujeres iraníes, la activista francesa y exmusulmana salafista Henda Ayari protagonizó un momento viral durante un programa de televisión, al quitarse el hiyab en vivo como forma de protesta simbólica. El gesto fue ampliamente compartido en redes sociales y recibió apoyo internacional como un acto de empatía hacia quienes han luchado durante años por su derecho a decidir sobre su cuerpo y su vestimenta.
La suspensión de la ley no significa, por ahora, su derogación total, y se desconoce si podría ser reinstaurada en el futuro. Sin embargo, numerosos observadores internacionales y activistas por los derechos humanos consideran este paso como una victoria simbólica importante en el camino hacia mayores libertades en Irán.
“Es un momento histórico. No solo por el acto en sí, sino por lo que representa: la presión ciudadana logró detener una política de Estado profundamente arraigada”, afirmó en redes sociales Henda Ayari.