La nueva orden de Donald Trump sobre “ideología de género” está teniendo un impacto grave en prisiones federales, ya que obliga a trasladar a mujeres trans a cárceles de hombres y suspende sus tratamientos médicos. Abogados y activistas han denunciado que esta medida viola leyes federales y derechos constitucionales.
El decreto, firmado el 20 de enero, establece que “los sexos no son cambiables” y que el gobierno de EE.UU. ya no reconocerá legalmente a las personas trans. También ordena que “los hombres no sean detenidos en cárceles de mujeres” y que se suspenda el uso de fondos federales para tratamientos de afirmación de género en personas bajo custodia.
Aunque no se detalló cómo aplicar la medida, en varias prisiones ya comenzaron los traslados. En FMC Carswell, Texas, testigos reportaron que agentes entraron a las celdas de mujeres trans y las sacaron sin permitirles empacar sus cosas. Algunas fueron puestas en aislamiento, lo que ha generado temor por su seguridad.
También se reporta la suspensión de tratamientos hormonales, lo que podría afectar gravemente la salud de las personas trans en prisión. Un hombre trans declaró que ya perdió su cita médica y un funcionario le advirtió que podría ser aislado “porque no sabemos cómo reaccionarán sin sus inyecciones”.
Organizaciones como el National Center for Lesbian Rights han presentado demandas para frenar la medida. Una de las afectadas, Maria Moe, quien ha vivido como mujer desde su adolescencia, fue puesta en aislamiento y su género fue cambiado de “femenino” a “masculino” antes de trasladarla a una cárcel para hombres.
La decisión de Trump ha generado indignación entre defensores de derechos humanos, ya que expone a estas personas a riesgos de violencia y problemas de salud. Mientras organizaciones buscan frenar la medida, el impacto de la orden sigue creciendo.