El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no tardó en reaccionar después de que la obispa Mariann Edgar Budde, quien ofició una ceremonia religiosa por su investidura presidencial, pidiera misericordia para los niños, inmigrantes y la comunidad LGBT+. Durante la ceremonia de oración en la Catedral Nacional de Washington, celebrada el martes 20 de enero, Budde instó a Trump y al vicepresidente JD Vance a mostrar compasión hacia estos grupos, incluyendo a aquellos que, según ella, “recogen nuestras cosechas, limpian nuestras oficinas o trabajan en turnos nocturnos en hospitales”.
En su mensaje, Trump calificó a Budde como una “radical de izquierda” y una “anti-trumpista”, exigiendo que se disculpara ante el “público” por lo que consideró un acto inapropiado desde el púlpito. A través de su red social Truth Social, Trump expresó su desagrado por las palabras de la obispa y la acusó de tener una postura en su contra, sugiriendo que su llamado a la misericordia hacia los inmigrantes y la comunidad LGBT+ no tenía cabida en ese contexto.
La obispa Budde, por su parte, enfatizó la importancia de la misericordia y la inclusión, afirmando que la mayoría de los inmigrantes no son criminales, aunque algunos no tengan la documentación adecuada. Este intercambio de palabras refleja las tensiones que continúan siendo un tema central en la política estadounidense, especialmente en lo que respecta a la inmigración y los derechos de las minorías.